viernes, 11 de julio de 2008

Estar o no estar… Esa no es la cuestión

Me dice un buen amigo que hay quien me ve con cuernos, tridente y rabo acabado en punta, removiendo malicioso una de las calderas de Pedro Botero, donde espero ver en breve cómo se cuecen algunos de los actuales dirigentes de APYMER por sus pecados. Me cuenta también que me achacan ser la Mano Negra insidiosa que todo lo mueve, la que mece la cuna de los devaneos de quienes quieren que la cosa cambie en esta asociación, el hombre en la sombra que mueve los hilos, que teje y desteje conspiraciones a su antojo, el pernicioso rostro oculto que pervierte a ingenuos comerciantes para que bailen al son de los velados intereses de la flauta de Pan. Manipulador insomne que maquina todo tipo de argucias para su propio provecho a expensas de los inocentes y cándidos empresarios a los que embauca para dar cumplimiento a sus más pérfidos designios y satisfacción a sus inconfesables ambiciones.

Pienso que mal puedo ser yo quien esté orquestando todo este movimiento desde las sombras cuando estoy aquí cada semana, a plena luz, diciendo lo que pienso y haciendo públicos mis deseos de cambio en la dirección de APYMER. Pero si realmente pretendiera defenderme de tales acusaciones y dijera que son falsas, quizá las reforzara aún más. ¿Acaso los conspiradores no niegan siempre los cargos de conspiración? Sin embargo, antes que preocuparme por ciertas necedades que califican por sí mismas a quienes las emiten, prefiero, con mucho, dar mi propio punto de vista sobre la situación, y dejarlos a ustedes, lectores, mayores de edad como son y personas con capacidad de juzgar por sí mismos, que se informen de todo a voluntad y se formen sus propias opiniones al respecto.

Lo cierto es que APYMER está mal dirigida en los últimos años, o al menos ese es el sentir de la gran mayoría de los empresarios y comerciantes, y al parecer el de la mayoría de los rondeños. Sea como fuere, lo que sí es seguro es que un grupo de empresarios no está de acuerdo con el modo de comportarse de la actual directiva, y están llevando a cabo las acciones que marca la ley y los propios estatutos de la asociación para remover de sus asientos a quienes creen tenerlos en propiedad por los muchos años pasados en la poltrona. Y da igual que un humilde servidor esté en ese grupo o no lo esté. Como miembro de APYMER que soy, tengo todo el derecho del mundo a promover todas aquellas acciones que crea convenientes para mejorar a la asociación y para defender los intereses de sus afiliados. Pero a pesar de tener derecho a hacerlo, no lo hago, si exceptuamos estos comentarios esporádicos. Y es que verán, a pesar de que a la actual Comisión Ejecutiva de APYMER, o al menos a algunos de sus integrantes, hay que agradecerles infinitamente su trabajo altruista, poniendo su dinero y su tiempo cuando tocaba, y llevando a la asociación hasta el lugar de privilegio que hoy ocupa, a pesar de esto, digo, igualmente soy capaz de ver que esas mismas personas, y otras más, han demostrado en los últimos años haber perdido la orientación, al centrarse más en promocionar a la propia asociación que en beneficiar a los asociados. En los últimos tiempos, además, han actuado a espaldas de la propia asociación y ni siquiera miembros de su misma Junta Directiva han tenido noticias de lo que se iba a realizar hasta no encontrarse con las faenas hechas, en un alarde de política de hechos consumados. Y aunque no es nada bueno que una entidad como APYMER, con unos presupuestos anuales que rondan los sesenta millones de las antiguas pesetas, no haga casi nada por los empresarios rondeños, podríamos acabar tolerando tanta inactividad. Pero lo que es intolerable es que en ocasiones, defendiendo no se sabe de quién o qué intereses, se hayan puesto claramente en contra de lo que sus miembros les han demandado, teniendo además el cinismo de no darse por enterados, nunca, de nada, del mismo modo que ahora han tenido la desfachatez de hacer un comunicado de prensa oficial diciendo que no saben quienes son los que se les oponen ni qué intereses puedan tener, cuando han estado reuniéndose con ellos, por separado y en conjunto, en diversas ocasiones, desde principios de año, o antes.

Pero al igual que veo eso, tampoco comulgo del todo con las ideas que llevan quienes se les oponen. Aunque no cabe duda que el proyecto que llevan puede hacer de APYMER una asociación mucho más limpia y transparente, más versátil y útil de lo que ahora es, su proyecto se limita exclusivamente a mejoras en la asociación, pero nunca hablan de mejoras para los asociados. Piensan que mejorando APYMER todos salimos ganando, y puede que así sea, pero ¿cómo? ¿Cambiar…, para qué? ¿Qué medidas proponen para que los comerciantes mejoremos nuestra situación? ¿En qué ámbitos piensan que hay que defender a las empresas rondeñas? ¿Qué van a potenciar? ¿Contra qué van a luchar? ¿Qué nos proponen además de mejorar la asociación? Cuando se les pregunta al respecto, lo único que dicen es “vayamos paso a paso; todo eso ya llegará”. Y dejan todas las preguntas sin respuestas. Hasta el punto de que, aunque casi todos los conocen, oficialmente ni siquiera se han dignado a darse a conocer en público, ni a decirles a la sociedad rondeña, en su conjunto, esto que yo les vengo contando desde hace unas semanas. Obviamente, prefiero no formar parte de un grupo de personas, por muy buena intención que tengan, que la tienen; por muy honrados que sean, que lo son; y por muy bien preparados que estén, que lo están, que una vez conseguido su objetivo de cambiar la estructura de APYMER, se vean en la tesitura de tener que preguntarse “bueno, ¿y ahora qué?”. Su proyecto, a pesar de ser bueno, es sólo medio proyecto, y a mi juicio, le falta la parte más importante. Pero si lo comparamos con lo que tienen o lo que se hace ahora en APYMER, hay que reconocer que, por lo menos, tienen medio proyecto más que la actual directiva, y los pies mejor asentados en la tierra que los otros sus posaderas en los sillones de dirección.

En fin, me dice mi amigo que ha conseguido unos cuernecillos de diablo para mí en cierta celebración reciente. Siempre es posible que me vengan bien para cuando tenga que escribir columnas como éstas.