viernes, 18 de julio de 2008

Logros y beneficios


Tenemos que congratularnos. Me refiero a todos los rondeños, desde los desdentados por que acaban de nacer hasta los desdentados por lo mucho que han masticado. Todos, en definitiva, tenemos que congratularnos, porque todos nos hemos dado cuenta que, gracias a la nueva corporación, las cosas están empezando a funcionar.

Claro que sí. Fíjense. Ya se van a empezar las obras de adecentamiento del primer tramo de Carrera Espinel, que llevaba cuatro años hecho un poema, y poco después se terminará el Centro Comercial Abierto de Ronda, que también había sufrido un parón con la corporación anterior. Y eso no es nada en cuanto a obras se refiere, porque ya nos han anunciado la tan ansiada reforma de uno de los tramos de la Avenida de Málaga, y habrá que ver lo bien que queda ese nuevo parking y ese nuevo jardín en los terrenos del Cuartel de la Concepción, que ya es casi nuestro.

Pero no se vayan, que aún hay más. Ahora, los vecinos, los que estén asociados, claro, pueden participar activamente en las labores del Consistorio, e incluso en la elaboración de los presupuestos municipales; presupuestos, éstos, que por fin vamos a tener y se van a aprobar en el mes de junio,… bueno, ¡qué junio ya lo hemos pasado!...Es que se me ha ido la tecla… Disculpen ustedes… Entonces en el de julio,… O quizás sea en el de septiembre, que ya saben ustedes que estas cosas tienen trabajo. Pero es que todavía hay más, puesto que la vida en Ronda ocupa más áreas. Ahora es cuando ya todo va a ir de miedo, porque tal y como afirmó el alcalde, sólo con el grupo socialista se podía desatascar la gestión de Ronda, con lo cual esperamos ver ahora como dan cumplimiento a todo lo que nos han prometido: ese parque nuevo en la zona de la parada de autobuses; esa gran avenida comercial en la zona de las vías del tren; esa escuela de hostelería tan demandada por unos y otros; ese palacio de congresos nuevo, con capacidad para unos pocos miles de personas, que va a convertir a Ronda en la ciudad de los congresos por excelencia; esos estudios universitarios para la ciudad; ese nuevo suelo industrial para que los empresarios rondeños desarrollen su labor con efectividad; esas grandes ayudas y ventajas para que importantes empresas foráneas se instalen en la ciudad; esa calidad de las actividades culturales que convertirán a Ronda en la envidia de Andalucía, como ya lo es por su magnífico recinto ferial.

Y eso que no se limitarán sólo a lo que han prometido. ¡Qué va! La desbordante imaginación que les sobra, sabiamente administrada, nos dará nuevos proyectos beneficiosos para la ciudad: los subterráneos para el paso de vehículos en los primeros tramos de la Avenida de Málaga, convirtiendo la superficie en un paseo ajardinado para el disfrute de los rondeños; la creación de una escuela de servicios, en el mismo formato que la de hostelería, pero que abarque otros servicios demandados por las empresas de la ciudad, como las antiguas escuelas de artes y oficios, que reviva las tradiciones rondeñas casi perdidas (talla, ebanistería rondeña, forja, talabartería, cerámica), así como otras corrientes laborales (panadería, pastelería, sastrería, joyería, electrónica, fontanería, atención al público,…) que ofrezcan preparación y salidas laborales a todo aquel que quiera. Por fin, con el ejemplo del observatorio astronómico, se potenciará el desarrollo de Ronda como ciudad de investigación científica, pero abriéndonos a otros sectores, entre los que la investigación medioambiental podría ser de los más atrayentes. ¡Y qué les voy a contar de la consideración que mostrarán hacia dolorida y maltrecha faringe de mi amigo Ángel Azábal!, pues que por fin tendrá su magnífica biblioteca, con un amplio fondo de libros y documental, su sección de hemeroteca, sus distintas salas de estudio, informatizadas y con acceso a la red, con puestos informáticos a disposición de los usuarios que así lo requieran, para dar cabida a tantos estudiantes, universitarios o no, que tendrán el privilegio de poder acudir a ella en busca de auxilio, o simplemente para que los ciudadanos de a pie nos deleitemos con un rato de buena lectura, o para que podamos conseguir información al respecto, porque bien podría funcionar también como centro de apertura para que los ciudadanos conozcan lo que su ayuntamiento desarrolla; ¡vamos! ¡Otra causa de envidia para el resto de Andalucía!

Ahora, por fin, se estudiará la viabilidad de la instalación del aeropuerto en Ronda, e incluso, ya lo estamos viendo, gracias a esta nueva corporación, tendremos nuevo hospital, autopista a la costa, AVE con parada en Ronda, nuevas carreteras hacia Antequera y Sevilla…, y lo que venga, que a buen seguro será mucho.

Y todo esto se ha conseguido, o se va a conseguir, claro, por el sacrificio que han tenido que hacer unos y otros de tener que trabajar juntos. Los socialistas, pobrecitos ellos, han tenido que hacer de tripas corazón y juntarse a alguien tan infame como el alcalde, como ellos mismos han dicho hasta la saciedad, para conseguir que Ronda tenga una oportunidad que sólo ellos podían proporcionar, y que sea por el bien de pueblo. El alcalde, por su parte, ha tenido que aguantarse las arcadas que le daban sólo de pensar en trabajar al lado de gente tan incompetente e ineficaz como los socialistas, como él mismo ha dicho hasta la saciedad, también por conseguir el bien del pueblo.

El “bien del pueblo” es una expresión que parece que todo lo ampara; lo mismo vale para un roto que para un descosido. Pero, ¡qué curioso!, sólo me la usan cuando no hay razones lógicas que expliquen con claridad lo que hace el que profiere tan burda justificación. O cuando esas razones son inconfesables, claro.

A los políticos con el pueblo les pasa lo que a los padres con nuestros hijos: que no nos damos cuenta de que ellos no sólo prestan atención a lo que les decimos que deben hacer, sino también a lo que hacemos, y así acaban copiando nuestras conductas. Pues, además de lo que los políticos dicen, nosotros nos damos cuenta de lo que hacen, y vemos que muchos de ellos, por una parcelita de poder o por un sueldo durante unos años, venden su dignidad a precio de saldo sin el más mínimo sonrojo, justificando con sus acciones lo que sus palabras no son capaces de desmentir, y exhibiendo una conducta que personas con poca formación moral pueden copiar en un futuro, para mal de ese pueblo del que buscan el bien. Confunden las cosas y demuestran su falta de dignidad y de orgullo cuando sacrifican sus creencias ante las órdenes arbitrarias del momento dadas por el partido o por el líder, cuando agachan la cerviz ante los insultos e injurias con que otros los agravan sólo porque el que manda no les permite defenderse en el momento y forma adecuados, o cuando dejan una y otra vez que sea otro quien responda a lo que a ellos se les pregunta o que decida sobre lo que ellos dirigen. Duele ver como personas a las que uno conoce y respeta se muestran como chichiribailes danzando al son del jefecillo o del partido de turno. La indignidad hace que se pierda el respeto, y eso acaba llevando a situaciones en la que ninguna persona civilizada querría estar. Si los políticos nos exigen respeto, tal vez deberían empezar por respetarse un poco más a sí mismos y algo menos a sus inclinaciones económicas, a sus vanidades y a sus ambiciones.