¿Se acuerdan? Por aquella época, igual que ahora, el PSOE había pactado con el PA, o al revés, que tanto da. Isabel Mª Aguilera era la alcaldesa y Toti el delegado de comercio, y cuando el primer tramo estaba casi por acabarse, después de tres semanas en las que se obligó a los comerciantes a mantener sus negocios cerrados, aludiendo precisamente al bienestar de esos mismos negocios, una casa se cayó; después fueron las baldosas las que empezaron a romperse: primero unas, luego otras, y siguieron bastantes más. Por último llegaron las lluvias y anegaron lo que quedaba de calle, impidiendo que se pudiera transitar por ella sin pisar charcos. Incluso en algunas casas rezumaron los desagües y se crearon problemas de humedades que hubo que solucionar.
Hoy, cinco años después de aquello, la historia parece que se repite, y las similitudes son patentes: el PA ha pactado con el PSOE, o al revés. El alcalde es ahora Toti, y la delegada de comercio, Isabel Mª Aguilera. El suelo de la calle es el mismo que se puso entonces, y que año tras año ha permanecido roto e inundado cada vez que cuatro gotas decidían caer, o cada noche que el camión cisterna pasaba regando. Irónicamente, aquellos comerciantes a los que se pretendía beneficiar con aquellas obras han sido los más perjudicados a lo largo de estos cinco años, sufriendo cada día las inclemencias de una obra no muy bien planificada, mal dirigida y peor ejecutada, y cuya reparación se solicitaba constantemente ante la desaparición de los representantes de APYMER, y las miradas al tendido y las largas cambiadas que se daban desde el Ayuntamiento. Hoy también, cuando esos mismos comerciantes, como casi todos los demás sectores de nuestro país, ven afectados sus negocios por la situación económica que se vive, y esperan como agua de mayo que lleguen los meses buenos del verano para ver si se pueden resarcir de las pérdidas que llevan acumuladas durante el año, se desayunan con la noticia de que en verano, justo en verano, se van a realizar por fin tan ansiadas obras. Y si eso perjudica a sus negocios, ¡qué más da! –Suena desde el Consistorio- ¡Sí sólo son 18 ó 20 las empresas afectadas! ¡Qué se aguanten! ¡Qué Ronda tiene que estar bonita y arreglada para su feria! ¡Además –dirán si alguien les recrimina algo–, se ha contado con los comerciantes, que ya han dado su visto bueno!
¿Saben ustedes cómo han dado ese visto bueno? Pues permítanme que les explique como funcionan estas cosas: un buen día, la delegada de comercio decide quedar con los representantes de APYMER (y créanme que “representantes de APYMER” es el término justo, y no “representantes de los comerciantes”), y se llaman para quedar: -¿Qué tal si nos tomamos un café? ¿O tal vez podamos almorzar? Aunque quizá lo mejor sea que cenemos los cinco-. Se acepta la oferta, y ya los tenemos sentados hablando de banalidades: “Que vaya la que tenéis liada en APYMER ahora, con esos que os han salido rana”; “que vaya sorpresa nos hemos llevado con el pacto que habéis hecho”; “que no os preocupéis por el Eroski, que no es para tanto”… Hasta que en un momento dado, como uno más de todos esos comentarios de mesa, la delegada de comercio dice “Oye, que las obras del primer tramo las vamos a empezar a la de ya, ¿qué decís?”. Y los representantes de APYMER contestan “Pues muy bien. Adelante. Adelante. Sin problemas. ¿Y qué dices que hay de postre?”.
Y ya está la consulta hecha y el consentimiento recibido. Ya han dicho los comerciantes afectados que están de acuerdo con que las obras se realicen en verano. También es posible que se hable con esos 18 ó 20 que van a sufrir las obras, pero será para confirmarles la política de hechos consumados que en estos casos suele desarrollar el Ayuntamiento; o a lo mejor Toti repite lo que dijera con anterioridad a otros de otros tramos: “Si yo no quiero que se haga así porque sé que salís perdiendo, pero es que Herrera me tiene las manos atadas”, sólo que sustituyendo ahora el apellido Herrera por el de Aguilera. ¡Quién sabe! Lo más probable es que no se den por aludidos de nada de esto y hagan lo que les dé la gana, caiga quien caiga, siempre y cuando no caigan ellos. Y todo esto con el colofón de que las obras de reparación de lo que se hizo mal las volveremos a pagar los rondeños (sesenta mil euros dice que costarán la delegada de hacienda que, a la sazón, también es la delegada de comercio, y ahora no importa que este tramo sea distinto del resto de la calle ni que se rompa la uniformidad del centro comercial abierto) porque, para poner Ronda bonita, algunos están los primeros y firman los decretos que tengan que firmar, pero para perseguir a quienes trabajaron mal y exigir responsabilidades defendiendo el erario público, las agendas están inmensamente apretadas.
Henos aquí otra vez: nuevo pacto, pero otra vez el faranduleo por encima de los intereses de algunos de los ciudadanos, porque si bien es cierto que las obras de reparación de ese tramo son necesarias, no menos cierto es que se lastima más a quienes las sufren si se hacen ahora que si se hacen en otoño. Y para el caso, tal y como está la calle, loseta más o menos, Ronda va a estar exactamente igual de bonita que lo estuviera el año pasado, o el anterior, o el otro. ¿Acaso no da igual pasar una feria más como hemos pasado las últimas cinco, a cambio de no dañar las economías de quienes allí tienen su negocios? Parece que no; parece que, como dijera Maquiavelo, el fin de tener una Ronda bonita en la próxima feria justifica los medios para conseguirlo, aunque éstos impliquen lastimar a algunos rondeños, con el consentimiento expreso de los nuevos socios de gobierno. Y APYMER calladita, que así está más guapa. No sea que abran la boca y vuelvan a ponerse del lado del Ayuntamiento y contra sus asociados, como ya hicieran en el pasado, en este mismo tema y en este mismo tramo.
Perdone que le aluda tanto últimamente, pero me da la sensación que sólo personas como usted, mi anverso de página, son capaces de aplicar a estas cosas el intelecto suficiente como para apreciarlas en todos sus matices, sabiendo diferenciar las gestiones concretas de las afinidades personales, y a pesar de que discrepemos en otros asuntos. No olvide usted apuntar estas tramas en las hojas que correspondan para cuando emita su juicio, allá dentro de ochenta y pico días.