viernes, 27 de junio de 2008

Loseta más o menos

El centro comercial abierto nació, nadie sabe muy bien cómo ni por parte de quién, con el doble objetivo de mejorar el comercio del centro para aumentar el atractivo de la ciudad, así como para defender a los comerciantes de cualquier gran superficie que pretendiese instalarse en Ronda. Fruto de la colaboración entre APYMER y el Ayuntamiento de Ronda, por supuesto con el interés inequívoco de ayudar a sus asociados, los unos, y de demostrar que se preocupan por el bienestar del sector, los otros, nacían una serie de directrices que se convirtieron en el alma máter del futuro desarrollo del comercio rondeño: abajo las marquesinas, fuera los carteles que sobresalen de las fachadas, que todos los toldos sean iguales, nuevas farolas con letreros a los lados,… y sobre todo una nueva obra de aquí te espero desde una punta a la otra de la calle La Bola.

¿Se acuerdan? Por aquella época, igual que ahora, el PSOE había pactado con el PA, o al revés, que tanto da. Isabel Mª Aguilera era la alcaldesa y Toti el delegado de comercio, y cuando el primer tramo estaba casi por acabarse, después de tres semanas en las que se obligó a los comerciantes a mantener sus negocios cerrados, aludiendo precisamente al bienestar de esos mismos negocios, una casa se cayó; después fueron las baldosas las que empezaron a romperse: primero unas, luego otras, y siguieron bastantes más. Por último llegaron las lluvias y anegaron lo que quedaba de calle, impidiendo que se pudiera transitar por ella sin pisar charcos. Incluso en algunas casas rezumaron los desagües y se crearon problemas de humedades que hubo que solucionar.

Hoy, cinco años después de aquello, la historia parece que se repite, y las similitudes son patentes: el PA ha pactado con el PSOE, o al revés. El alcalde es ahora Toti, y la delegada de comercio, Isabel Mª Aguilera. El suelo de la calle es el mismo que se puso entonces, y que año tras año ha permanecido roto e inundado cada vez que cuatro gotas decidían caer, o cada noche que el camión cisterna pasaba regando. Irónicamente, aquellos comerciantes a los que se pretendía beneficiar con aquellas obras han sido los más perjudicados a lo largo de estos cinco años, sufriendo cada día las inclemencias de una obra no muy bien planificada, mal dirigida y peor ejecutada, y cuya reparación se solicitaba constantemente ante la desaparición de los representantes de APYMER, y las miradas al tendido y las largas cambiadas que se daban desde el Ayuntamiento. Hoy también, cuando esos mismos comerciantes, como casi todos los demás sectores de nuestro país, ven afectados sus negocios por la situación económica que se vive, y esperan como agua de mayo que lleguen los meses buenos del verano para ver si se pueden resarcir de las pérdidas que llevan acumuladas durante el año, se desayunan con la noticia de que en verano, justo en verano, se van a realizar por fin tan ansiadas obras. Y si eso perjudica a sus negocios, ¡qué más da! –Suena desde el Consistorio- ¡Sí sólo son 18 ó 20 las empresas afectadas! ¡Qué se aguanten! ¡Qué Ronda tiene que estar bonita y arreglada para su feria! ¡Además –dirán si alguien les recrimina algo–, se ha contado con los comerciantes, que ya han dado su visto bueno!

¿Saben ustedes cómo han dado ese visto bueno? Pues permítanme que les explique como funcionan estas cosas: un buen día, la delegada de comercio decide quedar con los representantes de APYMER (y créanme que “representantes de APYMER” es el término justo, y no “representantes de los comerciantes”), y se llaman para quedar: -¿Qué tal si nos tomamos un café? ¿O tal vez podamos almorzar? Aunque quizá lo mejor sea que cenemos los cinco-. Se acepta la oferta, y ya los tenemos sentados hablando de banalidades: “Que vaya la que tenéis liada en APYMER ahora, con esos que os han salido rana”; “que vaya sorpresa nos hemos llevado con el pacto que habéis hecho”; “que no os preocupéis por el Eroski, que no es para tanto”… Hasta que en un momento dado, como uno más de todos esos comentarios de mesa, la delegada de comercio dice “Oye, que las obras del primer tramo las vamos a empezar a la de ya, ¿qué decís?”. Y los representantes de APYMER contestan “Pues muy bien. Adelante. Adelante. Sin problemas. ¿Y qué dices que hay de postre?”.

Y ya está la consulta hecha y el consentimiento recibido. Ya han dicho los comerciantes afectados que están de acuerdo con que las obras se realicen en verano. También es posible que se hable con esos 18 ó 20 que van a sufrir las obras, pero será para confirmarles la política de hechos consumados que en estos casos suele desarrollar el Ayuntamiento; o a lo mejor Toti repite lo que dijera con anterioridad a otros de otros tramos: “Si yo no quiero que se haga así porque sé que salís perdiendo, pero es que Herrera me tiene las manos atadas”, sólo que sustituyendo ahora el apellido Herrera por el de Aguilera. ¡Quién sabe! Lo más probable es que no se den por aludidos de nada de esto y hagan lo que les dé la gana, caiga quien caiga, siempre y cuando no caigan ellos. Y todo esto con el colofón de que las obras de reparación de lo que se hizo mal las volveremos a pagar los rondeños (sesenta mil euros dice que costarán la delegada de hacienda que, a la sazón, también es la delegada de comercio, y ahora no importa que este tramo sea distinto del resto de la calle ni que se rompa la uniformidad del centro comercial abierto) porque, para poner Ronda bonita, algunos están los primeros y firman los decretos que tengan que firmar, pero para perseguir a quienes trabajaron mal y exigir responsabilidades defendiendo el erario público, las agendas están inmensamente apretadas.

Henos aquí otra vez: nuevo pacto, pero otra vez el faranduleo por encima de los intereses de algunos de los ciudadanos, porque si bien es cierto que las obras de reparación de ese tramo son necesarias, no menos cierto es que se lastima más a quienes las sufren si se hacen ahora que si se hacen en otoño. Y para el caso, tal y como está la calle, loseta más o menos, Ronda va a estar exactamente igual de bonita que lo estuviera el año pasado, o el anterior, o el otro. ¿Acaso no da igual pasar una feria más como hemos pasado las últimas cinco, a cambio de no dañar las economías de quienes allí tienen su negocios? Parece que no; parece que, como dijera Maquiavelo, el fin de tener una Ronda bonita en la próxima feria justifica los medios para conseguirlo, aunque éstos impliquen lastimar a algunos rondeños, con el consentimiento expreso de los nuevos socios de gobierno. Y APYMER calladita, que así está más guapa. No sea que abran la boca y vuelvan a ponerse del lado del Ayuntamiento y contra sus asociados, como ya hicieran en el pasado, en este mismo tema y en este mismo tramo.

Perdone que le aluda tanto últimamente, pero me da la sensación que sólo personas como usted, mi anverso de página, son capaces de aplicar a estas cosas el intelecto suficiente como para apreciarlas en todos sus matices, sabiendo diferenciar las gestiones concretas de las afinidades personales, y a pesar de que discrepemos en otros asuntos. No olvide usted apuntar estas tramas en las hojas que correspondan para cuando emita su juicio, allá dentro de ochenta y pico días.

martes, 24 de junio de 2008

Excusas

Cuentan por ahí que es una lástima que el PSOE haya pactado con Toti, pero que si miramos fríamente y sin dejarnos arrastrar por rencores atrasados, nos daremos cuenta de que, ahora, justo ahora, es cuando Ronda podrá progresar de verdad.

Cuentan por ahí que, personas prudentes y sensatas, ven en la capacidad de gestión de algunos de los socialistas motivos para hacer borrón y cuenta nueva a la hora de juzgar este nuevo pacto de gobierno, y se conceden plazos de reposo y vigilancia hasta nueva orden.

Cuentan por ahí, también, que ahora que hay coincidencia de partidos en el ayuntamiento, en la Diputación provincial y en la Junta de Andalucía, los grandes proyectos para la ciudad: las carreteras, el Ave, el PGOU, la ciudad deportiva, el nuevo hospital, y otros, no encontrarán más obstáculos ni más oposición y por fin podrán convertirse en realidad.

Cuentan por ahí, por último, que ahora, y gracias al sacrificio personal de los concejales socialistas, que han sabido tragarse sapos y culebras que les roen las entrañas, y a pesar de la calamitosa situación económica en la que nos vemos envueltos y por la que tendremos que purgar, ya podemos dormir tranquilos los rondeños, porque a la larga, esto sólo redundará en el bien de los rondeños.

Y después de escuchar lo que cuentan por ahí, yo no sé si creérmelo o no. No sé si hacer caso a los detractores del pacto o a sus partidarios. Porque si les hago caso a la población y a la militancia socialista que se sienten traicionadas por su jerarquía no podemos sino darnos cuenta de que el bienestar de Ronda es la excusa con la que se justifican a sí mismos los que no viven sino para encaramarse a la cúspide del poder o para medrar en política. Pero si le hago caso a lo que cuentan por ahí lo único que puedo concluir es que la política se ha convertido en un verdadero tráfico de influencias, donde sólo se ayuda al desarrollo de las ciudades en función de que el partido que gobierne en ella pertenezca o no a la cuerda del que controla los fondos y las ayudas de las instituciones.

Si los concejales socialistas han accedido al pacto por el mero deseo de coger un sueldo y de detentar el poder, malo. Y si lo han hecho para que la Junta y la Diputación abran la mano de la caja de caudales, que tenía bien cerrada cuando eran otros los que gobernaban, malo también. ¿Cuál de las dos opciones será la verdadera? ¿Con cuál de ellas habremos de quedarnos? Por ahora no lo sé, pero como dice alguien a quien respeto, ya quedan menos de cien días para que nos pronunciemos por una de las dos respuestas.